6/8/08

Coros de Clave

(de: Helio Orovio - Diccionario de la Música Cubana, Editorial Letras Cubanas, Cuba, 1981)

Artículo: "Clave, canto de" (p.95-96)

"Género cantable creado por grupos populares enmarcados en barrios colindantes a las zonas portuarias de la ciudad de La Habana. Posteriormente se extiende por otros barrios, así como por las ciudades de Matanzas, Cárdenas y Sanctis Spiritus. Los coros de clave integran verdaderas agrupaciones corales mixtas al estilo de los orfeones peninsulares. Cada clave tenía su local de ensayo y constaba además del coro mixto, de un tonista que fijaba la tonalidad del canto mediante una diana o tarareo vocal, de un solista o decimista que improvisaba las glosas melódica y literariamente de acuerdo con la naturaleza de las coplas entonadas por el coro. El censor cuidaba del mejor uso del idioma.
La Unión, El Arpa de Oro eran algunos de los nombres de las claves cuyo esplendor culminaba en las fiestas navideñas. Los cantos de clave constituían una aleación de elementos hispánicos y africanos. Lo español estaba presente en la línea melódica, giros, supervivencias y presencia frecuente de cadencias de música campesina. De otra parte, habiendo surgido las claves en barrios humildes de la población predominantemente negra, inevitablemente quedaba vivo el sello de una afrocubanía permeante, fuertemente implícita ya que no usaban tambores, sino sólo el suave repiqueteo producido por un percusionista en la tapa de una vieja vihuela sin cuerdas que llamaban viola o bajo (junto a las propias claves).
A partir de la clave folklórica se originan otras variantes. Así existió la clave ñañiga que empleaba el dialecto de los abakuás y la clave teatral, cuyo desarollo y máxima elaboración corresponde al notable músico cubano Jorge Anckermann. Los trovadores también cultivaron el género, adaptándolo a su estilística. Finalmente, la clave folklórica en el teatro sirvió de punto de partida a la creación de un nuevo género de música popular: la criolla, siendo Carmela (1909) la primera, creada por Luis Casas Romero."